Luego de varios meses
intentando recuperarme, tomando sopa con la misma bombilla que mamá toma mate,
intentar infructuosamente mover el vientre sin ver las estrellas y de tener
poluciones nocturnas mientras soñaba con escarabajos y Mónica Farro, puedo decir
que mi vida ha vuelto a ser normal (¿?)
El monoambiente que,
mientras estuve postrado, me parecía enorme, ahora me parece pequeño y
opresivo, indigno de una mente brillante como la mía. Lamentablemente es lo que
puedo pagar, ya que me echaron del trabajo, si, mi jefe no se creyó la historia
del accidente aunque mama me haya obligado a charlar con el vía skype, cuando
aun no tenia la posibilidad de mover la mandíbula de manera fluida, se
imaginaran que parecía Amalia Granata recién levantada de la siesta, no se me
entendía nada.
Ahora estoy en juicio, por
hacerme trabajar en negro, por hacerme trabajar mas horas de las estipuladas,
por haberme despedido estando enfermo y por el incidente que tuve con él cuando
me pidió que revisara su espalda, eso nunca lo conté, no?
Bueno, corría el verano de
2011, era mas precisamente el 25 de diciembre de 2011, estábamos trabajando, en
realidad 5 esclavos trabajamos y el abría sus regalos navideños en su oficina,
cuando de golpe abre la puerta y grita mi nombre. Inmediatamente camine hasta
su covacha para ver que quería, me mostró todos sus regalos, me convido sidra
sin alcohol caliente y me pidió estrenar su cortadora de pelo rasurándole la
espalda.
-
la verdad señor Petrosian no me parece el lugar adecuado para esto.
-
pero dale, que te
cuesta? Cierro las persianas y nadie nos ve
-
Porque no se lo pide
a Adriana o a Silvia, ellas por ahí están mas acostumbradas, vio las piernas de
ellas?
-
si se los pido a
ellas por ahí lo toman a mal, me meten una denuncia por acoso sexual.
-
Pero le vio el
mentón a Silvia? Yo dudo de ella...
-
Es verdad, al
principio yo también dudaba, pero la mande a hacerse unos exámenes de rutina
y confirmaron que era mujer.
-
En serio, porque no
le pide a ella, creo que hasta tiene una prestobarba en el cajón.
-
Daleeeee, que te
cuesta? Te doy la tarde libre...
-
Son las 3 de la
tarde ya...
-
Y que mas queres? Te vas a
las 7, dos horas antes que el resto...
Accedí, mas que nada porque
el tono del armenio se estaba poniendo violento y cada vez se le entendía un
poco menos.
Comencé a rasurar la
alfombra Kalpakian que tenia en la espalda, realmente algo nunca visto, quizás
digno de un documental del nat geo ó de ser estudiado por científicos en algún
laboratorio o museo.
Mas o menos a los 40 minutos
de trabajo, sobrevino la tragedia.... se me metió una bola de pelos en la boca,
salto sin sobre aviso, como un pelotazo en medio de la cara, arcadas, arcadas y
mas arcadas, pero justo en ese comento olvide apagar la maquina y le rebane un
enorme lunar del tamaño de un confitado sugus que estaba escondido bajo la
maraña de pelos.
Gritos, mas gritos, puteadas
en Armenio y mucha sangre...comenzó a correr alrededor del escritorio
gritándome que pida una ambulancia, mientras el charco de sangre crecía como
las aguas estancadas luego de una fuerte lluvia en Palermo.
La ambulancia demoro lo
habitual, unos 40 minutos, y mientras el camillero con resaca navideña
intentaba que Petrosian no se cayera, el resto de los empleados seguían
trabajando para poder irse lo antes posible.
Al final del día recibí 154
mensajes de texto de mis compañeros, felicitándome y dándome aliento, pero yo
sentía que algo de lo que había hecho estaba mal.
Luego de varias
transfusiones de sangre, una buena (y completa) afeitada en la espalda y de
descubrir que el lunar que le arranque era maligno, mi jefe volvió al trabajo,
mas enojado y explotador que nunca.
Ahora los dejo, debo ir a
colgar la ropa en el tender que esta al lado del anafe.
Los dejo pidiendo disculpas
por las molestias ocasionadas y diciéndoles que voten en la encuesta, ya que
participan automáticamente de el sorteo de una depilación definitiva en “piel
suavecita como culo de bebe”